QUEMAR LAS NAVES
¿Has escuchado esta frase? Conoces su significado.
Regalo de fin de semana
Alrededor del año 335 a.C., al llegar a la costa de Fenicia, Alejandro Magno debió enfrentar una de sus más grandes batallas. Al desembarcar, comprendió que los soldados enemigos superaban tres veces el tamaño de su gran ejército. Sus hombres estaban atemorizados y no encontraban motivación para enfrentar la lucha: habían perdido la fe y se daban por derrotados. El temor había acabado con aquéllos guerreros invencibles.
Cuando Alejandro hubo desembarcado sus tropas en la costa enemiga, dio la orden de que fueran quemadas las naves. Mientras los barcos se consumían en llamas y se hundían en el mar, reunió a sus hombres y les dijo: “Observen cómo se queman los barcos. Esta es la única razón por la que debemos vencer, ya que si no ganamos, no podremos volver a nuestros hogares y ninguno de nosotros podrá reunirse con su familia nuevamente, ni podrá abandonar esta tierra que hoy despreciamos. Debemos salir victoriosos de esta batalla, pues solo hay un camino de vuelta, y es por mar. Caballeros, cuando regresemos a casa, lo haremos de la única manera posible: en los barcos de nuestros enemigos”.
El ejército de Alejandro venció en aquélla batalla, y regresó a su tierra a bordo de las naves conquistadas.
Los mejores hombres no son aquéllos que han esperado las oportunidades, sino los que las han buscado y aprovechado a tiempo, los que las han asediado, los que las han conquistado.
Alejandro III el Magno (356-323 a.C.), rey de Macedonia (336-323 a.C.), conquistador del Imperio persa, y uno de los líderes militares más importantes del mundo antiguo
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