sábado, 14 de julio de 2018

El Sistema Universal del tiempo.

El tiempo, la vida y la  muerte.
Por Dr. Jorge Luis Góngora Cedeño.

Teoría: El tiempo como sistema natural de nuestra existencia, ritmicidad, periodicidad y programación.

El sistema universal del tiempo está en sincronía, es decir sintonizado  con todos los demás sistemas del universo, los sistemas o fenómenos fisico-quimicos como biológicos.

Es una verdad muy objetiva y real. Es el tiempo uno de los " bienes más preciado de la especie ya que "  No producimos tiempo " . Sólo gastamos o consumimos el tiempo.

Las definiciones y conceptos las da el propio hombre. El concepto de tiempo asociado a los sistemas de  vida- muerte va unido a la idea de "cambio".  Muchas disciplinas  se han interesado a lo largo de la historia por desentrañar los mecanismos que nos posibilitan aprehender el fenómeno del tiempo,  la vida- muerte. La muerte no es absoluta, no existe. El registro de tales cambios hace que el hombre establezca ciertas definiciones en el orden bioquímico, biofisicos y biológico.
¿ qué es la vida?
¿ qué es el tiempo?
¿ qué es la muerte?.

Según la manera que este la " materia y los cambios que en ella ocurra, así usted definiría el estado de los cuerpos.

El tiempo.

Es uno de los sistemas más importante de nuestro universo. Todo se enmarca en el tiempo.

Es un sistema resultado de la evolución natural, regido por leyes del universo enmarcado en  dimensiones bioquímicas, biofisicas y biológicas en sincronía  temporoespacial. El tiempo es un verdadero sistema intrínseco de cada uno de los sucesos que ocurren en la naturaleza donde  podemos encontrar ritmicidad o periodicidad tanto a niveles macroscópicos como microscópicos.

Sistemas de tiempo con ritmicidad y periodicidad de nuestro universo.

1- Las órbitas de los planetas.
2- Los equinoccios.
3- Los años solares.
4- Los periodos de día y noche.
5- La fotoperiodicidad de las plantas.
6- Los ritmos circadianos en los animales.
7- Los ciclos en la división de las células.
8- La frecuencia de las ondas electromagnéticas.
9- las órbitas de los electrones en los átomos.
etcétera.

Todos los acontecimientos naturales están regido por el  "sistema del tiempo", es una propiedad inherente al sistema de nuestro universo, con lógica propia.

De otra manera, escapa de nuestra comprensión imaginar un organismo cuyas interacciones con el ambiente no queden enmarcadas en las coordenadas espaciotemporales por las que se rigen los acontecimientos naturales (v.g., Lashley, 1951). Por tanto, la evolución de un sistema que sea sensible a la dimensión temporal parece un requisito básico para la supervivencia.

La programación y durabilidad de cada sistema basado en el fenómeno del tiempo. La durabilidad es resultado de una programación rítmica con cierta periodicidad.

El carter cíclico de los sistemas es condición básica del universo.

Propiedades del sistema del tiempo.

1- Cambia.
2- Ritmicidad.
3- Durabilidad
4- Cíclico.
5- Frecuencia
6- Periodicidad.

Cambio. Muchas veces decimos con el tiempo las cosas cambian. Decimos además el tiempo lo puede y lo cambia todo. Modifica las características o propiedades de los sistemas.

Brevemente la comprensión de algunos subsistemas del SISTEMA UNIVERSAL DEL TIEMPO.

1- El sistema cosmológico del tiempo y meteorológico.
2- El sistema químico del tiempo.
3- El sistema físico o metafísico o astrofísico del tiempo.
4- El sistema biológico del tiempo.

El Sistema físico del tiempo. Los bienes materiales tienen un tiempo, luego se produce un cambio.

SISTEMA BIOLÓGICO DEL TIEMPO.( Reloj biológicos)

El sistema biológico del tiempo es controlado por el cerebro. Todos los sistemas biológicos del tiempo están controlados por el encéfalo donde existe un sistema de programación rítmico, con determinada durabilidad y periocidad.  Todas las células del cuerpo tienen su sistema de tiempo programado, donde las células madres se encargan de reproducir y sustituirlas según ciclo celular. La participación orquestada de todo el sistema biológico del tiempo es una de las propiedades mas importante de los seres vivos.

El tiempo bioligico en los seres vivos.

Toda la arquitectura humana está sincronizada intrínsica y intrínsecamente con el Sistema universal del tiempo.

Sistemas de vida de los hematies. 120 días.
Sistemas de queratogenesis.
Sistema de cicatrizacion
Sistema de sueño.
Sistema de vigilia.
Sistema ontogenico 

Existen un grupo importante de científicos del área de Ciencias biológicas que estudian el tiempo. Los que tienen algunas interrogantes como.

1- Entender qué es la percepción del tiempo.

2- Comprender qué es el tiempo.

Este es un gran reto hoy para la comunidad científica.

Block (1990) distingue tres campos de investigación en la psicología del tiempo:

1- Los ritmos biológicos

2- Las experiencias de duración

3 - El estudio del tiempo histórico-cultural.

En relación con los ritmos biológicos y las experiencias de duración,  podemos considerar que en nuestro cerebro tenemos varios relojes, cada uno especializado en medir un rango de duración concreto.

Uno de ellos es el reloj circadiano, sintonizado para medir duraciones en torno a las horas del día. Está formado por un núcleo de neuronas situado en el hipotálamo, y se encarga del control de nuestros horarios de vigilia y sueño, de alimentación, etc.

Este es el famoso reloj que se desajusta cuando hacemos un largo viaje en avión y provoca el fenómeno conocido como “jetlag”.

Nuestro cerebro además cuenta con un reloj de milisegundos, capaz de procesar con gran precisión intervalos muy breves. Este cronometraje es muy importante para, entre otras cosas, percibir el habla correctamente (p. ej., distinguir dos fonemas que se diferencian en una pequeñísima duración), para escuchar música (percepción del ritmo), o para el control de nuestros movimientos (p. ej., cuando intentamos capturar una pelota al vuelo).

Finalmente, el reloj cognitivo sirve para medir duraciones comprendidas entre segundos y minutos y se encarga de nuestra experiencia consciente del paso del tiempo. La gran ventaja de este reloj es que es muy flexible, es decir, se puede poner en marcha y parar cuando queramos. Sin embargo, el reloj cognitivo tiene como inconveniente el que existen multitud de factores que pueden alterar la exactitud de sus mediciones con relativa facilidad.

Si nos centramos en el reloj cognitivo, podemos definir la percepción del tiempo como un fenómeno complejo que requiere de la participación orquestada de varios procesos cognitivos. Entre estos procesos destacan la memoria y la atención que prestamos al paso del tiempo. El filósofo y matemático Bertrand Russell (1992) puso de manifiesto la importancia de la memoria en la percepción del tiempo con gran claridad: “Cuando miramos el reloj, podemos ver moverse el segundero, pero sólo la memoria nos dice que las manecillas de los minutos y las horas se han movido”. Esta afirmación además ilustra una de las estrategias que adoptamos para afrontar la difícil tarea de percibir el tiempo: la utilización de representaciones espaciales concretas para representar entes abstractos, como a veces ocurre con el concepto de tiempo (Román, 2007).

Por otra parte, la atención que prestamos a los eventos también es un factor crucial que determina el funcionamiento de nuestro reloj cognitivo. Tenemos dos dichos populares que lo ilustran muy bien. El primero se le atribuye al científico Benjamin Franklin y, traducido del inglés, sería aproximadamente: “Una olla observada nunca rompe a hervir”. Es decir, cuando prestamos mucha atención a que ocurra algo y, por tanto, nos focalizamos en el paso del tiempo, experimentamos una sensación subjetiva de que el tiempo pasa muy despacio. Es lo mismo que ocurre cuando estamos aburridos, enfermos o esperamos a que nos llame alguien importante (como cantaba la artista Madonna en su canción “Hung up”). Estas situaciones tienen en común que, al no haber nada más interesante en qué pensar, el paso del tiempo se convierte en el foco de nuestra atención, y esto distorsiona nuestra sensación, haciendo que el tiempo se alargue hasta la eternidad.

El segundo dicho expresa que “el tiempo pasa volando cuando lo estás pasando bien”. En esta situación ocurriría todo lo contrario: si estamos viendo una película muy entretenida o estamos realizando una actividad muy absorbente, eso es lo que captura nuestro foco de atención y el tiempo pasa sin que seamos conscientes de ello. Es como si, al distraernos, perdiéramos la cuenta de algunos tic tac o pulsos de nuestro reloj cognitivo y tenemos la sensación de que se acorta el tiempo.

Es interesante destacar que situaciones como las anteriores, en las que el tiempo se alarga o se acorta, suelen llevar asociado un importante componente emocional, de modo que la relación entre las emociones y la percepción del tiempo es muy estrecha (Droit-Volet y Meck, 2007). Por ejemplo, cuando percibimos que no nos va a dar tiempo a hacer algo que tenemos que hacer (terminar de preparar un examen, llegar a tiempo a una reunión mientras estamos en un atasco de tráfico), solemos experimentar emociones negativas como la ansiedad y el estrés.

La relación entre la percepción del tiempo y nuestras emociones también ocurre en sentido inverso, es decir, las emociones influyen en cómo percibimos el tiempo. El neurocientífico David Eagleman realizó un experimento donde los participantes tenían que saltar desde una plataforma de 15 plantas de altura a una red, y después estimaban cuánto tiempo había durado el salto (Stetson, Fiesta y Eagleman, 2007). Los participantes de este estudio estimaron que el salto duró tres veces más de lo que realmente duró (tres segundos). Parece que las emociones fuertes, como las que producen algunos deportes de riesgo, distorsionan profundamente nuestra sensación del paso del tiempo y, por tanto, afectan a nuestro reloj cognitivo.

Aunque todavía existen muchas incógnitas acerca de cómo el cerebro es capaz de percibir el tiempo, recientemente se están produciendo importantes avances respecto a cuáles son las áreas cerebrales más relevantes. Una de las ideas más aceptadas es que la percepción del tiempo implica la actuación coordinada de una red de estructuras cerebrales, tanto subcorticales (ganglios de la base y cerebelo, zonas de nuestro cerebro primitivo relacionadas con el control de los movimientos), como zonas de la corteza cerebral, cuya estructura clave está en la parte frontal (véase Correa, Lupiáñez y Tudela, 2006, para una revisión en castellano; Coull, Vidal, Nazarian y Macar, 2004).

En la Universidad de Granada hemos realizado una investigación donde encontramos que los pacientes que han sufrido una lesión cerebral en la parte frontal del cerebro tienen serios problemas para percibir el tiempo y para hacer uso de la información temporal (Triviño, Correa, Arnedo, y Lupiáñez, 2010; para un resumen en castellano véase Triviño, Correa, Arnedo y Lupiáñez, 2010).

Las dificultades que tienen estos pacientes para percibir el tiempo se parecen a lo que ocurre con los niños cuando, p.ej., en un viaje de coche están continuamente preguntando “¿papá, cuánto falta para llegar?”. Aunque les respondamos que faltan cinco minutos, ellos sólo esperarán uno antes de volver a preguntar. Justamente, la parte frontal del cerebro, importante para la percepción del tiempo, es la que más inmadura se encuentra en los niños.

Así, los niños pequeños, al igual que los pacientes con lesión frontal, no tienen una percepción del tiempo muy ajustada a la realidad. Digamos que un minuto les parece como si durara horas.

la volatilidad de nuestra capacidad para percibir el paso del tiempo. La memoria, la atención y nuestras emociones, junto con sus estructuras neurales subyacentes, forman un complejo entramado de procesos neurocognitivos cuya precisión para estimar el tiempo puede verse alterada con relativa facilidad.

Referencias

Block, R. A. (1990). Cognitive models of psychological time. Hillsdale: Lawrence Erlbaum Associates.

Correa, A., Lupiáñez, J. y Tudela (2006). La percepción del tiempo: Una revisión desde la Neurociencia Cognitiva. Cognitiva, 18, 145-160.

Coull, J. T., Vidal, F., Nazarian, B. y Macar, F. (2004). Functional anatomy of the attentional modulation of time estimation. Science, 303, 1506-1508.

Droit-Volet, S., y Meck, W. H. (2007). How emotions colour our perception of time. Trends in Cognitive Sciences, 11, 504-513.

Stetson, C., Fiesta, M. P., y Eagleman, D. M. (2007). Does time really slow down during a frightening event? PloS ONE, 2(12), e1295. doi:10.1371/journal.pone.0001295

Triviño, M., Correa, A., Arnedo, M. y Lupiáñez, J. (2010). Temporal orienting deficit after prefrontal damage. Brain, 133, 1173-1185.

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